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(Pintor: Maximino Cerezo Barredo)


La Comunidad Eclesial de Base Latinoamericana (CEBLA) al servicio del Pueblo de Dios desde octubre de 1990, celebra la Santa Misa el 1er y 3er domingo de cada mes, a las 17:00 horas, en la Parroquia de Akkonplatz (Oeverseestraße 2c, 1150 Viena

     

La próxima Misa se celebrará

el domingo 1 de junio de 2025

 a las 17:00 horas.

Guía espiritual: Padre Carlos Da Silva.

 

LECTURAS 

Domingo 1 de junio de 2025

Ascensión del Señor

 

 

Mientras los bendecía, iba subiendo al cielo

 

Hechos de los apóstoles 1, 1-11

Lo vieron levantarse

En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios.

Una vez que comían juntos, les recomendó: «No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo.»

Ellos lo rodearon preguntándole: «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?»

Jesús contestó: «No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo.»

Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: «Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse.»

Salmo responsorial: 46

Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.

Pueblos todos batid palmas, aclamad a Dios con gritos de júbilo; porque el Señor es sublime y terrible, emperador de toda la tierra. R.

Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas; tocad para Dios, tocad, tocad para nuestro Rey, tocad. R.

Porque Dios es el rey del mundo;

tocad con maestría.

Dios reina sobre las naciones,

Dios se sienta en su trono sagrado. R.

Efesios 1, 17-23

Lo sentó a su derecha en el cielo

Hermanos: Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro.

Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.

O bien:

Hebreos 9, 24-28; 10, 19-23

Cristo ha entrado en el mismo cielo

Cristo ha entrado no en un santuario construido por hombres -imagen del auténtico-, sino en el mismo cielo, para ponerse ante Dios, intercediendo por nosotros.

Tampoco se ofrece a sí mismo muchas veces -como el sumo sacerdote, que entraba en el santuario todos los años y ofrecía sangre ajena; si hubiese sido así, tendría que haber padecido muchas veces, desde el principio del mundo. De hecho, él se ha manifestado una sola vez, al final de la historia, para destruir el pecado con el sacrificio de sí mismo.

Por cuanto el destino de los hombres es morir una sola vez. Y después de la muerte, el juicio.

De la misma manera, Cristo se ha ofrecido una sola vez para quitar los pecados de todos.

La segunda vez aparecerá, sin ninguna relación al pecado, a los que lo esperan, para salvarlos.

Hermanos, teniendo entrada libre al santuario, en virtud de la sangre de Jesús, contando con el camino nuevo y vivo que él ha inaugurado para nosotros a través de la cortina, o sea, de su carne, y teniendo un gran sacerdote al frente de la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero y llenos de fe, con el corazón purificado de mala conciencia y con el cuerpo lavado en agua pura.

Mantengámonos firmes en la esperanza que profesamos, porque es fiel quien hizo la promesa.

 

Lucas 24, 46-53

Mientras los bendecía, iba subiendo al cielo

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.

Vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto.»

Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos, los bendijo.

Y mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo.

Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.

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«¡ES WERDE LICHT!»


«¡Es werde Licht!»
Mit diesen Worten beginnt Gott sein Schöpfungswerk.

«Der Herr ist mein Licht und mein Heil.»
So preist der Psalmist seinen Gott.

«Ich bin das Licht der Welt.»
So sieht Jesus seinen Auftrag: Licht in die Welt zu bringen.

«Ihr seid das Licht der Welt.»
So sieht Jesus unseren Auftrag: Licht in die Welt zu bringen.

Wir waren jetzt mit Jesus auf dem Tabor.
Wir sind von seinem Licht erhellt.
¡Tragen wir dieses Licht in unseren Alltag!
¡Helfen wir mit, dass Licht, Gerechtigkeit und Frieden die Welt erleuchtet!

Xaver Käser

 

«¡HÁGASE LA LUZ!»


«¡Hágase la luz!»
Con estas palabras comienza Dios su obra creadora.

«El Señor es mi luz y mi salvación.»
Así alaba el salmista a su Dios.

«Yo soy la luz del mundo.»
Así ve Jesús su misión: traer luz al mundo.

«Vosotros sois la luz del mundo.»
Así ve Jesús nuestra misión: llevar luz al mundo.

Hemos estado ahora con Jesús en el Tabor.
Estamos iluminados por su luz.
¡Llevemos esta luz a nuestra vida cotidiana!
¡Contribuyamos a que la luz, la justicia y la paz iluminen el mundo!

Xaver Käser

 

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Gentileza Servicio Koinonia